Es Un Principio, No Es El Fin
Exaudi orationem meam, ad te omnis care veniet.
Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.
Y es la razón de la vida,
Todo lo que has aprendido
De amistad y amor
En tu alma quedará
Ya todo está hecho y ahora te aguarda mi reino:
Duerme, duerme.
Días antes la advertencia cayó a la tierra, adaptando la canción -su cuerpo se cansó, su vida bostezó, pero su mente siguió en pie. Supo bien que había que librar una batalla más- Todos sabíamos el desenlace, dos días después, un mes después, cinco años más tarde... Pero la moneda ya estaba en el aire.
Hace no más de cinco noches desperté de una pesadilla indescriptible de la que no te contaré en esta ocasión, pero que me dejó terriblemente perturbado ya que no recuerdo qué me ocurrió en sueños, pero recuerdo el sentimiento predominante de tres de estas experiencias pocos días antes de despertar conociendo las palabras que escucharía al lograr incorporar mi mente al mundo real después de un sueño que no fue una pesadilla, sino un misterio incomprensible.
Con trabajo al caminar y conociendo el mensaje sólo tenía la duda de quién sería la voz que diría con valor y determinación las palabras indicadas para después romper en llanto al escuchar el eco de su voz y la resonancia de sentimientos compartidos separados por la distancia y el saberse impotentes ante el último camino, la puerta sin chapa o el camino sin retorno.
Las palabras zumbaron mis oidos y retumbaron en mi mente mostrándome una vez más la última visión, justo antes que aquel hombre volteara a verme diciendo -tienes que irte lo más rápido que puedas- y por un segundo dudé si seguiría soñando, pero el piso frío y las lágrimas en mi cara no mentían como hubiera querido.
Así fue como supe que había llegado la hora, el rayo fulminante hizo su trabajo y la puerta fue abierta para recibir a aquél a quien no pudo desanimar una vida viendo figuras en la niebla y quien a pesar de los pronósticos conocidos siguió luchando y aferrándose a la alegría de una vida bien vivida, honesta y noble, después de entregarle una hija al cielo y la mitad de su corazón al mismo destino. Finalmente sonaron los goznes desde el otro lado, alguien cruzó el dintel y dijo -Es hora de descansar, duerme, duerme- Se terminó el dolor, se acabó la ansiosa espera y sólo quedó la paz, los gratos recuerdos y tranquilidad de saberse nuevamente con Ellas: la Madre, La Esposa y la Hija. Ahora conoce el misterio detrás de la última puerta.
No deja de dolerme que ya no veré el brillo de tus ojos, que no escucharé la canción de tu voz y que no sentiré el calor de tu abrazo, pero sé que ahora ya no es un día más de dura espera, sino un día más de la dicha tan merecida.
Gracias Abuelito, siempre fuiste y serás un ejemplo para mi.
Agnus Dei, qui tollis
peccata mundi,
dona eis requiem sempiternam.
cum sanctis tuis in aeternum,
quia pius es.
Requiem aeternum dona eis, Domine,
et Lux perpetua luceat eis,
cum Sanctus tuis in aeternum,
quia pius es.