Las Plumas Del Cuervo
A continuación les presento la primera parte de la primera parte de una novelucha escrita por mi gran amigo el pequeño Luis "la Perra" Bond. espero que les guste y si es así... con gusto les mostraré el resto que es aún mejor. Sin más preámbulos demos paso al preludio de 'Las Plumas del Cuervo'
Preludio
- Nunca me han gustado los días lluviosos, la lluvia me trae muy malos recuerdos pero a pesar de eso disfruto viéndola a través de mi ventana. El cielo está tan nublado que no se puede saber en que parte se encuentra mi amor platónico y eterna compañera: la luna. Toda esta oscuridad y la lluvia me recuerdan a aquella noche de abril, bajo la cual mis padres murieron. Aún poseo vagos recuerdos de esa noche, muchos de ellos solo vienen a mi en forma de pesadillas un par de veces al mes. Recuerdo estar en mi cama y haber sido despertado por un grito de mi madre; al escucharlo abrí los ojos y de inmediato un rayo iluminó toda mi habitación. Asustado y con mucha precaución bajé de mi cama. Los truenos se escuchaban a cada momento, su estruendoso ruido sólo era aplacado por el de millones de gotas que azotaban el techo de mi casa haciendo imposible escuchar que había sucedido. Al poner mis pies descalzos en el suelo sentí como éste estaba mojado y sin prestarle mucha atención avance lentamente hasta salir de mi cuarto y dirigirme al de mis padres. A medida que caminaba hacia la habitación sentía como el suelo estaba mucho más mojado, como si alguien hubiese dejado un rastro acuoso para que lo siguiera. Todavía me veo caminando aterrado hacia la habitación de mis padres, la puerta estaba abierta de par en par y sin poder ver nada, sumido en la oscuridad, entré. Traspasé el umbral de la puerta y musité “mamá”, justo en ese instante un rayo iluminó toda la habitación dejándome ver las paredes y la cama bañadas en sangre. De lo que sucedió después solo me quedan vagos recuerdos como la expresión de terror del cuerpo ensangrentado de mi madre con las manos llevadas a su garganta y la cara de dolor de mi padre que yacía a su lado. Ambos murieron degollados y a pesar que nunca consiguieron al culpable o el arma que utilizó yo lo he visto en muchas pesadillas. En ellas he podido ver sus ojos y su cara de satisfacción mientras cometía aquel horrendo crimen, he visto sus ojos viéndome mientras dormía y la sonrisa macabra que dibujo su rostro al dejarme vivo y avanzar al cuarto de mis padres.
Todavía no entiendo porqué los mataron, nadie tenia motivos para hacerlo. Mis padres eran buenas personas, no tenían mucho dinero ni ningún enemigo o al menos ninguno tan desalmado como para hacerles algo así. Nunca entendí muchas cosas sobre aquel horrendo crimen, entre ellas está el porqué no me degollaron también… Durante mucho tiempo me sentí muy mal y hasta culpable por haber sobrevivido esa noche. Si tan sólo me hubiese despertado antes hubiese podido hacer algo y eso es algo que nunca me perdonaré. Pasé muchos años de mi vida deseando haber muerto aquella noche, sintiendo en mis sueños el frío de una navaja cortando mi cuello y escuchando la risa del asesino al hacerlo. Como era de esperarse fui llevado a un orfanato donde terminé pasando varios años de mi vida. Años en los que no pronuncie ni una sola palabra, no hable con la policía, ni con los profesores ni con médicos. No quería hablar y mi cara no transmitía ningún gesto o expresión alguna. No reía ni lloraba, mi rostro siempre era el mismo ante una inyección o frente a un regalo de navidad, ante un regaño por no hablar o un elogio por comerme una comida espantosa. Ni siquiera cuando me golpeaban por no hablar soltaba una lagrima o alguna expresión de dolor lo cual muchas veces frustraba a muchos maestros que terminaron por odiarme. Me visitaron docenas de médicos y profesores, me examinaron de pies a cabeza y todos terminaban coincidiendo en que tenía un daño cerebral enorme lo cual nunca me permitiría hablar o transmitir alguna emoción.
Muchos especulaban –y varias veces conmigo al frente, como si no existiera- que yo estaba trastornado y que al cumplir la mayoría de edad sería transferido a un sanatorio. A pesar de escuchar tales veredictos nunca me mostré asustado o sorprendido, aunque muchas veces sintiera algo de miedo por mi futuro incierto. En el orfanato no hice ningún amigo. No me molesté en hacer algo distinto a quedarme en mi cuarto y observar por mi ventana a los niños jugar y correr en el patio. Aunque nunca les hablé me divertía muchísimo con ellos ya que mientras jugaban sonrientes e ignorantes de lo que pasaba a su alrededor yo jugaba con sus vidas en mi habitación. Los veía desde lejos y me divertía poniéndole nombres y hasta apodos a cada uno de ellos; les inventaba diálogos e historias muy interesantes de cómo cada uno llego a parar en este lugar. Pasé muchos años inventando cientos de historias de todo tipo, no me limite sólo a mis compañeros huérfanos, también les invente historias a todos los que estaban en el orfanato. Profesores, médicos, vigilantes, cocineros, todos tenían un relato totalmente distinto. Pero no me conformaba solo con eso, también entrelazaba las historias de cada uno de ellos creando romances, tragedias, comedias, que formaban una trama tan compleja que podría ser disfrutada por cualquier persona que la conociera.
Todavía no entiendo porqué los mataron, nadie tenia motivos para hacerlo. Mis padres eran buenas personas, no tenían mucho dinero ni ningún enemigo o al menos ninguno tan desalmado como para hacerles algo así. Nunca entendí muchas cosas sobre aquel horrendo crimen, entre ellas está el porqué no me degollaron también… Durante mucho tiempo me sentí muy mal y hasta culpable por haber sobrevivido esa noche. Si tan sólo me hubiese despertado antes hubiese podido hacer algo y eso es algo que nunca me perdonaré. Pasé muchos años de mi vida deseando haber muerto aquella noche, sintiendo en mis sueños el frío de una navaja cortando mi cuello y escuchando la risa del asesino al hacerlo. Como era de esperarse fui llevado a un orfanato donde terminé pasando varios años de mi vida. Años en los que no pronuncie ni una sola palabra, no hable con la policía, ni con los profesores ni con médicos. No quería hablar y mi cara no transmitía ningún gesto o expresión alguna. No reía ni lloraba, mi rostro siempre era el mismo ante una inyección o frente a un regalo de navidad, ante un regaño por no hablar o un elogio por comerme una comida espantosa. Ni siquiera cuando me golpeaban por no hablar soltaba una lagrima o alguna expresión de dolor lo cual muchas veces frustraba a muchos maestros que terminaron por odiarme. Me visitaron docenas de médicos y profesores, me examinaron de pies a cabeza y todos terminaban coincidiendo en que tenía un daño cerebral enorme lo cual nunca me permitiría hablar o transmitir alguna emoción.
Muchos especulaban –y varias veces conmigo al frente, como si no existiera- que yo estaba trastornado y que al cumplir la mayoría de edad sería transferido a un sanatorio. A pesar de escuchar tales veredictos nunca me mostré asustado o sorprendido, aunque muchas veces sintiera algo de miedo por mi futuro incierto. En el orfanato no hice ningún amigo. No me molesté en hacer algo distinto a quedarme en mi cuarto y observar por mi ventana a los niños jugar y correr en el patio. Aunque nunca les hablé me divertía muchísimo con ellos ya que mientras jugaban sonrientes e ignorantes de lo que pasaba a su alrededor yo jugaba con sus vidas en mi habitación. Los veía desde lejos y me divertía poniéndole nombres y hasta apodos a cada uno de ellos; les inventaba diálogos e historias muy interesantes de cómo cada uno llego a parar en este lugar. Pasé muchos años inventando cientos de historias de todo tipo, no me limite sólo a mis compañeros huérfanos, también les invente historias a todos los que estaban en el orfanato. Profesores, médicos, vigilantes, cocineros, todos tenían un relato totalmente distinto. Pero no me conformaba solo con eso, también entrelazaba las historias de cada uno de ellos creando romances, tragedias, comedias, que formaban una trama tan compleja que podría ser disfrutada por cualquier persona que la conociera.
1 comentario:
Si, esta wena la cosa esta del pequeño Luis hay que apoyarlo para que luego no diga que no somos sus amigos y esas cosas que luego le gusta decir para hacernos llorar :( y herir nuestros nobles sentimientos...
condenado luis, todavia que le hice la pre-portadita de su libro y ni siquiera se ha tomado la molestia de pagarme -___-
jajja no te angusties luis, te queremos :D
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